miércoles, 24 de octubre de 2012

Retales de semana

Aquí estoy otra vez, una semana después. A veces no es tan fácil actualizar, no creáis: no hay tiempo, no hay inspiración o ¡no hay Internet suficiente! Pero hoy, que confluyen los tres factores, voy a contaros un poco de todo, unas pinceladas de estos días que ya quedan atrás y que pasan más rápido de lo que me gustaría.  

Voy a empezar por el trabajo, que es lo que he venido a hacer aquí al fin y al cabo, aunque en mis actualizaciones me pierda en los momentos ociosos. Como normalmente trabajo en la oficina, no hay mucho que contar, entre documentos y hojas de cálculo no suelen surgir historias apasionantes, pero la semana pasada fui por primera vez a terreno. El sitio donde vivo (y trabajo habitualmente) se llama Same, pero los sistemas de abastecimiento de agua del programa en el que se incluye mi proyecto no están aquí, sino a una horita en coche (en jeep, por supuesto), en dos sitios: Kihurio y Maore. 

En Maore está la oficina de la contraparte que trabaja con ISF, así que cuando vamos allí, también tenemos un sitio dónde apalancar los ordenadores para trabajar. Y eso fue lo que hice en terreno, finalmente: trabajar en la oficina, pero en otro lugar, porque tuvimos un pequeño problema de logística que hizo imposible que fuera a los puntos de agua a recoger muestras (vuelvo esta semana). Aun así aproveché el viaje para comprobar el material de hacer análisis, para conocer a la contraparte y -esto os va a parecer más entretenido-¡¡ para desayunar con un mono al lado!!  Y es que el hotel en el que nos quedamos cuando vamos allí es un poco de película... Me reafirmo en la teoría de que una imagen vale más que mil palabras y os dejo la foto:
 


Efectivamente, estáis viendo bien: ¡es un elefante! Y allí, por la mañana, mientras me tomaba el chai (té) y los mandasi (un tipo de bollito), un mono bajó de su árbol y se acercó hasta quedarse a mi lado, mirando fijamente la comida.



Cambiando de tema (y volviendo al ocio), este fin de semana ha sido muy especial. El viernes estaban por aquí unos amigos de Bego, así que cenamos todos juntos. Dos de nuestros vecinitos se apuntaron al plan: Cristina y Ben. Son hermanos, ella tiene 6 años y él 13, y la verdad es que pasamos un rato muy entretenido con ellos. Les dejamos las cámaras digitales y anduvieron investigando y haciéndonos fotos. No podemos decir que tengamos un reportaje maravilloso, pero es muy bonito ver cómo ven ellos la vida a través de un objetivo. Distintas percepciones, distintas imágenes.

Ésta es Cristina, ¡me tiene loca! Siempre que me ve me llena de besos, un regalo de Tanzania.
 
 

Cuando se fueron los peques la cena derivó en música, y la música en baile, y pasamos una noche muy extraña y divertida que me guardo en el cajón del recuerdo.  

El sábado tuvimos un día muy tranquilo, descansando en casa la mayor parte del tiempo. Volvieron Ben y Cristina, y se sumó Ana, y el día acabó con un paseo todos juntos para ver la puesta de sol. A veces los momentos más felices se esconden en los días más normales. 

Y por fin ha llegado el momento de que os hable de Ana, bibi e Isabel. Son tres personas maravillosas que me han presentado aquí. Viven juntas en una casita en mi barrio, Mayengo, y se hacen querer. Bibi tiene unos 60 años, pero se conserva como una jovenzuela. Siempre está sonriendo, y aunque no habla inglés (por lo que comunicarse es un poco difícil), se hace entender. Isabel tiene más o menos mi edad, y se preocupa mucho por nosotros, nos cuida y nos hace la vida en Same más agradable. Ana es un cascabelillo. Tiene 11 años y habla inglés bastante mejor que yo. Inteligente como la que más, es una de mis mejores profesoras de swahili. También es muy cariñosa y dulce, y su risa se contagia con facilidad.  

Ana dice que de mayor quiere ser Gerente de los Parques Nacionales, pero nunca había estado en ninguno, así que decidimos proponerles a las tres un domingo de safari. Y así, fue. Ellas tres, Roberto, Bego, yo y nuestro “driver” en el jeep camino a Mkomazi, un Parque Nacional pequeñito que está muy cerca de Same. Vimos jirafas, cebras, diggi-diggi (los antílopes más pequeños de Tanzania), ciervos de agua (o así los llaman) y un sinfín de pájaros. Nos faltaron los elefantes y los leones, pero no se puede tener todo. ¡Mis primeros bichejos africanos, sin contar los monos! A vosotros os dejo la foto de las jirafas, pero en mi mente se queda la imagen imborrable de la carita de emoción de Ana la primera vez que las vió.

 

6 comentarios:

  1. Me ha encantado leerte, pri! Que disfrutes mucho de ese intercambio con la gente alla, va a ser siempre lo que mas nos aporte!!!!! Muuuuuaaaa

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    1. Jajaja siiii!!!! un hoteeeel!!!!! el elefante es el restaurante, y lo que se ve por atrás son las habitaciones :)

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  3. Guuaaauuu Silvia!! Ya hace todo un mes que empezaste tu aventura!! Por mucho que lea o mire las fotos no me puedo imaginar como te lo debes estar pasando, lo que te debe estar enseñando la vida allí y cuan feliz tienes que estar!!
    Aunque ya lo estas haciendo, aprovecha el tiempo al máximo! Y sigue dándonos envidia por aquí!! Cuanta más envidia nos des, mejor señal de que estas aprovechando tu gran oportunidad!!

    ¡¡Déjate imbuir por todo y por todos los que te rodeen!!

    Muchos besos!!

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    1. :) la verdad es que sí, soy feliz aquí... a la vuelta te cuento con un café o dos de por medio, porque son taantas tantas cositas... :)

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